Han pasado 30 días ya (31, para ser exactos) desde que la alcaldesa decidiera por decreto despedir a Carlos, Nieves, Reyes y Pablo del Ayuntamiento de Pinto, expulsando de la administración por falsas “causas organizativas” a cuatro trabajadores fijos, sin mácula alguna en sus expedientes laborales tras 24 y 30 años de trabajo en el consistorio.
Y en este mes trascurrido, el Gobierno de Pinto se ha retratado y autocalificado. Primero nos mostró su lado más autoritario, despidiendo por decreto un viernes por la tarde y enviando a la Policía Local al domicilio de los trabajadores despedidos para decirles que “no volviesen jamás a sus puestos de trabajo”. Nos mostró su prepotencia cambiando cerraduras de edificios y despachos, parapetándose tras las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado a los que transmitían sus órdenes a través de un móvil.
El Gobierno mostró su desconcierto ante la unión de los sindicatos CC.OO., UGT, CSIF y CCPM cuando ellos se habían limitado a despedir a cuatro trabajadores del sindicato EPS, sin representación en el Comité de Empresa. ¡Lógico para quién no entiende la lucha sindical!. Se tomaron a broma la unión de los partidos políticos PSOE, MIA y UPyD cuando éstos decidieron romper las relaciones institucionales, mientras no se les convocase a una reunión en la que tratar la crisis provocada por estos cuatro despidos. Se alertaron cuando comprobaron que su decisión ha unido más que nunca a la plantilla de trabajadores municipales, que desde el martes, 13 de mayo, comenzaron a recorrer, a las 11 horas, las dependencias municipales pidiendo la readmisión de sus compañeros.
En este mes, el Gobierno nos ha mostrado su incapacidad para hacer frente a sus propias decisiones, cuando éstas son equivocadas, a través del diálogo y la palabra. Por eso, no sólo no han convocado en este tiempo a los representantes de los trabajadores ni a los partidos políticos, sino que enmudecieron en el pleno de mayo cuando se les pidió la apertura de una mesa de diálogo para recolocar a los trabajadores despedidos, cuando se les pidió que en caso de que estos despidos sean declarados “improcedentes” acepten la readmisión en lugar de pagar con el bolsillo de los ciudadanos indemnizaciones que superarían los 400.000 euros y enmudecieron también cuando se les preguntó si iba a haber más despidos en el Ayuntamiento de Pinto.
Pero en 31 días, el Gobierno ha preferido ordenar en lugar de hablar. Y ha fracasado estrepitosamente. Pues ordenó que no hubiese actos de solidaridad de los trabajadores con sus cuatro compañeros dentro del Ayuntamiento… y la solidaridad se desplazó a la plaza de la Constitución. Ordenó que se dejase ya de hablar de estos decretos… y el debate está abierto en las entidades sociales y culturales del municipio. Hay vecinos que firman por la readmisión; ciudadanos que reprueban esta forma de actuar; colectivos que están “hartos” de este Ejecutivo soberbio.
Este sábado, 7 de junio, fue muy significativo comprobar que durante el pregón de las fiestas del Cristo el Gobierno se quedó solo y mudo en el balcón del Ayuntamiento. Un trabajador municipal, vestido de negro, presentaba a la pregonera, Patricia Chamorro; un trabajador del Ayuntamiento, vestido de negro, controlaba el sonido; decenas de trabajadores municipales, vestidos de negro, llenaban el centro de la Plaza; y hasta Patricia Chamorro, en su pregón, se acordó de los cuatro trabajadores despedidos, en un guiño que fue recibido con aplausos por los empleados públicos.
Han pasado 30 días ya (31, para ser exactos) y ha quedado claro que este Gobierno prepotente, cobarde, autoritario, enmudecido, soberbio y fracasado desconoce lo que es dialogar con los trabajadores, con los sindicatos, con los partidos de la oposición y con cualquier colectivo que no le ría las gracias.
Si no rectifica, este miércoles, 11 de junio, el Gobierno se quedará solo en la Mesa de Empleo… Y tendrá que seguir invirtiendo en páginas de publicidad, cuadernillos especiales y en su web incumplidora de la Ley para seguir engañándose a sí mismo, mientras los tribunales dicten sentencia sobre este atropello laboral con el que se han retratado en su forma de gobernar Pinto.
Y en este mes trascurrido, el Gobierno de Pinto se ha retratado y autocalificado. Primero nos mostró su lado más autoritario, despidiendo por decreto un viernes por la tarde y enviando a la Policía Local al domicilio de los trabajadores despedidos para decirles que “no volviesen jamás a sus puestos de trabajo”. Nos mostró su prepotencia cambiando cerraduras de edificios y despachos, parapetándose tras las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado a los que transmitían sus órdenes a través de un móvil.
El Gobierno mostró su desconcierto ante la unión de los sindicatos CC.OO., UGT, CSIF y CCPM cuando ellos se habían limitado a despedir a cuatro trabajadores del sindicato EPS, sin representación en el Comité de Empresa. ¡Lógico para quién no entiende la lucha sindical!. Se tomaron a broma la unión de los partidos políticos PSOE, MIA y UPyD cuando éstos decidieron romper las relaciones institucionales, mientras no se les convocase a una reunión en la que tratar la crisis provocada por estos cuatro despidos. Se alertaron cuando comprobaron que su decisión ha unido más que nunca a la plantilla de trabajadores municipales, que desde el martes, 13 de mayo, comenzaron a recorrer, a las 11 horas, las dependencias municipales pidiendo la readmisión de sus compañeros.
En este mes, el Gobierno nos ha mostrado su incapacidad para hacer frente a sus propias decisiones, cuando éstas son equivocadas, a través del diálogo y la palabra. Por eso, no sólo no han convocado en este tiempo a los representantes de los trabajadores ni a los partidos políticos, sino que enmudecieron en el pleno de mayo cuando se les pidió la apertura de una mesa de diálogo para recolocar a los trabajadores despedidos, cuando se les pidió que en caso de que estos despidos sean declarados “improcedentes” acepten la readmisión en lugar de pagar con el bolsillo de los ciudadanos indemnizaciones que superarían los 400.000 euros y enmudecieron también cuando se les preguntó si iba a haber más despidos en el Ayuntamiento de Pinto.
Pero en 31 días, el Gobierno ha preferido ordenar en lugar de hablar. Y ha fracasado estrepitosamente. Pues ordenó que no hubiese actos de solidaridad de los trabajadores con sus cuatro compañeros dentro del Ayuntamiento… y la solidaridad se desplazó a la plaza de la Constitución. Ordenó que se dejase ya de hablar de estos decretos… y el debate está abierto en las entidades sociales y culturales del municipio. Hay vecinos que firman por la readmisión; ciudadanos que reprueban esta forma de actuar; colectivos que están “hartos” de este Ejecutivo soberbio.
Este sábado, 7 de junio, fue muy significativo comprobar que durante el pregón de las fiestas del Cristo el Gobierno se quedó solo y mudo en el balcón del Ayuntamiento. Un trabajador municipal, vestido de negro, presentaba a la pregonera, Patricia Chamorro; un trabajador del Ayuntamiento, vestido de negro, controlaba el sonido; decenas de trabajadores municipales, vestidos de negro, llenaban el centro de la Plaza; y hasta Patricia Chamorro, en su pregón, se acordó de los cuatro trabajadores despedidos, en un guiño que fue recibido con aplausos por los empleados públicos.
Han pasado 30 días ya (31, para ser exactos) y ha quedado claro que este Gobierno prepotente, cobarde, autoritario, enmudecido, soberbio y fracasado desconoce lo que es dialogar con los trabajadores, con los sindicatos, con los partidos de la oposición y con cualquier colectivo que no le ría las gracias.
Si no rectifica, este miércoles, 11 de junio, el Gobierno se quedará solo en la Mesa de Empleo… Y tendrá que seguir invirtiendo en páginas de publicidad, cuadernillos especiales y en su web incumplidora de la Ley para seguir engañándose a sí mismo, mientras los tribunales dicten sentencia sobre este atropello laboral con el que se han retratado en su forma de gobernar Pinto.